¿Por qué los conspiranoicos odian a Ucrania?


 

Tomado de acá

Lo que poco a poco me he ido dando cuenta, especialmente a la luz de todos los debates recientes en torno al proyecto de ley de ayuda a Ucrania y la obstinada resistencia de los republicanos a permitir su aprobación en el Congreso, es que la derecha disidente occidental no sólo es prorrusa, sino también está animado por un odio específico hacia Ucrania, que puede atribuirse a razones muy profundamente subconscientes.

Lo que los ucranianos lograron con la Revolución de Maidan en 2013-2014 fue de hecho un fenómeno único en la historia del Occidente moderno: un pueblo, unido por una voluntad feroz y un movimiento de base, se rebeló con éxito contra su gobierno corrupto y lo derrocó. Semejante demostración de poder y determinación colectivos contrasta marcadamente con las luchas y fracasos de otros movimientos disidentes, particularmente en Occidente y Rusia, donde aspiraciones similares han fracasado.

Lo que es digno de mención es que en los años previos a la Revolución de Maidan, también hubo intentos de resistencia en Rusia, concretamente las protestas de 2011-2012 contra las elecciones fraudulentas de la Duma Estatal. En aquel entonces, figuras como Navalny, que encabezó estos esfuerzos, abogaron por protestas pacíficas y suplicaron al gobierno que se hiciera a un lado. Sin embargo, este enfoque puso de relieve una debilidad profundamente arraigada dentro del movimiento. Al implorar al gobierno que renunciara pacíficamente al poder, la oposición reveló su impotencia subyacente, una admisión tácita de su incapacidad para derrocar por la fuerza al régimen gobernante.



Quien implora explícitamente a su abusador que se haga a un lado para evitar la violencia, de hecho muestra su incapacidad para ejercer esa violencia. Los ucranianos, a diferencia de la oposición liberal rusa, no pidieron al gobierno que se hiciera a un lado por buena voluntad. Actuaron y lograron lo que la decadente oposición liberal rusa no logró dos años antes.

La misma impotencia es también característica de los movimientos disidentes occidentales, particularmente aquellos que pueden agruparse bajo la rúbrica de Derecha Disidente o Nueva derecha, que de manera similar muestran una falta de la determinación necesaria para efectuar cambios significativos. Su animosidad hacia Ucrania, a menudo manifestada a través de una postura prorrusa y actitudes desdeñosas hacia la Revolución de Maidan, muestran por lo tanto un sentimiento profundo de envidia. Estos movimientos envidian al pueblo ucraniano por lograr lo que durante mucho tiempo han aspirado pero que no han podido realizar debido a su impotencia: es decir, el derrocamiento de sus propios gobiernos y la transformación de sus propias sociedades.

El éxito de la Revolución de Maidan contrasta marcadamente con la ineficacia de estos movimientos disidentes occidentales y rusos. Los ucranianos demostraron que con coraje, perseverancia y determinación inquebrantable es posible derrocar a un gobierno que no sirve a los intereses ni a la identidad de su pueblo, incluso cuando ese gobierno está respaldado por una potencia militar formidable.



Esta hazaña es algo que ni los populistas disidentes occidentales ni la oposición liberal rusa han podido lograr, sumidos como están en debates sobre la legitimidad de la resistencia armada y plagados de una abrumadora sensación de impotencia.

Por lo tanto, los disidentes de derecha occidentales en particular recurren a menudo a patéticas teorías de conspiración, etiquetando la Revolución de Maidan como un "golpe de estado de la CIA" o la actual invasión rusa como una " guerra híbrida contra Rusia ", todo en un intento desesperado de negarle a Ucrania su mérito y socavar la legitimidad de su lucha.

Tales afirmaciones reflejan no sólo su ignorancia sino, más importante aún, su profunda falta de voluntad para aceptar la existencia de una nación europea decidida y apasionada, capaz de un cambio revolucionario. Esta negación surge de sus propios fracasos y del incómodo reconocimiento de su debilidad comparativa.



El meollo de la cuestión reside en el concepto de pasionariedad, es decir, la capacidad y el deseo de romper la inercia y cambiar el entorno, una cualidad, como podemos ver, abundantemente presente en el espíritu ucraniano pero muy ausente en los movimientos disidentes del Occidente y la principal oposición liberal rusa.

Los ucranianos han demostrado al mundo que es posible enfrentar y derrotar tanto la tiranía interna como la agresión extranjera mediante la pura fuerza de la voluntad colectiva. Esta realidad sirve como un espejo incómodo para quienes en Occidente y Rusia se encuentran paralizados por su propia inacción e incapacidad de movilizarse para lograr un cambio real.

Por lo tanto, la bilis que los círculos disidentes occidentales arrojan hacia Ucrania revela más sobre sus propias deficiencias que sobre la lucha ucraniana. Subraya una profunda falta de pasión, una falta de determinación y voluntad colectiva, y una incapacidad para captar la esencia del verdadero cambio revolucionario.

Comentarios

  1. El fracaso de la revolución del Maidan está demostrado por su incapacidad de generar un paia prospero, así como su derrota por lo separatistas y finalmente en m la muerte de miles.de rusos que son sus.hermanos y la pérdida de más de diex millones de personas, entre emigrados, heridos y muertos.
    Tristemente muchos paises han contribuido a ello.
    Juan

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  2. Lo que yo no entiendo es eso de mencionar a la "oposición liberal rusa" ¿Ellos no estaban en contra de la guerra de Ucrania?

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