El debate sobre el aborto viene dándose desde hace décadas en gran parte del mundo. Este es abordado desde distintas miradas. En países como China no hubo mucho debate por fuera del partido comunista gobernante y ni siquiera mucho dentro de él. El tema se tomó como un factor más a la hora de hacer a ese país más apto para el desarrollo capitalista, dejando de lado factores morales o religiosos.
En los países occidentales si hubo un debate público
más amplio por lo que podemos ver vaivenes que mueven la legislación para un
lado u el otro. En este caso entraron de lleno la ética y la religión.
Si vemos nuevamente ambos casos que cite también
se podría hacer la lectura contraria. Que las miradas que parecen faltar en
ambos casos nos revelan los factores ocultos, inconscientes que jugaron un rol
en cómo se llevaron a cabo en las políticas públicas.
En el caso occidental los factores generales
referidos a los poderes facticos fueron fundamentales para aprobar el aborto y
luego en otros casos prohibirlo o limitarlo. Pero esto generalmente se esconde detrás
de discursos que apelan a los valores y al bienestar de las mujeres o incluso
de los niños.
Pero si intentamos mirar el asunto desde un punto
de vista histórico-filosófico nos encontramos frente a un problema mucho más
grande que el que pensamos que había.
El apoyo masivo de una parte de la sociedad al
aborto y la forma en la cual se articuló su rechazo nos muestran el espíritu de
la época que es esencialmente anti vida, pero más aún, es un espíritu que busca
negar la posibilidad en sí.
El apoyo al aborto termina siendo un apoyo a
la individualidad de la mujer y a la individualidad en si. Con esto pareciera
que estamos viendo el triunfo de la libertad de elegir,
por lo que habría más posibilidades de vida.
Pero esto no es así. El elegir la vida existente por sobre la POSIBLE vida nos muestra una clara tendencia pro sistema, por status quo. El terror a la verdadera posibilidad se asoma.
Por el lado de los llamados pro-vida la cosa no es muy diferente. Se pone el énfasis en la vida por nacer, pero al mismo tiempo se acepta el zeitgeist al poner el énfasis en los métodos anticonceptivos como medio para prevenir el aborto.
Así que ambas posturas funcionan como una
pinza. Los pro aborto como medio de destruir después de la concepción y los
"pro-vida" como medio para destruir la concepción en sí.
El bebe por nacer se haya rodeado entonces
tanto por quienes abiertamente son hostiles a él como por quienes dicen
defenderlo.
Entonces nos queda el hecho de que el bebé por
nacer es tenido como una amenaza, un ente maligno que desde las sombras de la
existencia puede trastocar el sagrado orden en el cual vivimos.
Vivimos en una era anti vida pero queda a clarar si no siempre fue así para que haya vida primero debe haber muerte. La realidad es horrible muy picos piensan de lo que significa estar vivos
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