Introducción general al imperialismo moderno (parte 1)

 


Prof. Matías E. Cordero

Tipos de Imperialismo.

Tener el control de un territorio no es algo sencillo, y es necesario, para todo conquistador, pensar estratégicamente el modo o método para lograr un control efectivo y continuo. Es por ello que durante las primeras etapas del imperialismo el control que las grandes potencias europeas tenían sobre otras naciones, era considerado como un imperialismo “informal”, ya que el “control” que tenían se centraba principalmente en cuestiones económicas y sociales. Grandes empresas europeas provenientes de las potencias establecían sus mercados en estos países controlados, y la economía local era administrada por asesores europeos. 

En lo social, debido a la influencia europea de población en estos lugares, se introdujeron varios cambios culturales: el uso de la lengua, los modos de vivir y las etiquetas, y la imposición de creencias. Sin embargo, el control político aún seguía en manos locales (este tipo de imperialismo informal fue muy común de Gran Bretaña en sus primeros años, a diferencia de casos como Francia, que recurría a un dominio militar y directo en los territorios ocupados). Esto quiere decir que existía una “ligera independencia” en los territorios ocupados. Su dependencia era meramente económica y social.

 Mas adelante, en las últimas décadas del siglo XIX esto cambió a un imperialismo de tipo “formal”. Aquí si hubo un control y dominio total sobre el territorio. Esto significa que no solo hay un control interno, sino que incluso el territorio conquistado pasaba a formar parte plena del territorio imperial (recordarán lo leído en la clase anterior, que esta cuestión de “mayor tamaño = mayor poder = mayor prestigio” era la “moda política” de la época). Este dominio formal tuvo aceptaciones y resistencias en los territorios dominados, dependiendo los intereses y necesidades personales de los individuos o grupos.


Motivación del Imperialismo

¿Por qué debemos hacer crecer nuestra nación? ¿Por qué es nuestro deber? ¿Qué hace que mi nación merezca tal acción de mí? Estas preguntas son ideales para entender al ciudadano europeo de aquella época (aunque también puede aplicarse a nosotros, y hasta en tiempos modernos). 

Y en aquella época, luego de las Revoluciones que pusieron fin a las monarquías absolutistas, luego de las independencias que definieron a los nuevos Estados, como fue en América. Luego de las definiciones culturales que unieron pequeños reinos y definieron límites territoriales de lo que serían las capitales de los futuros imperios, era necesario forjar estos logros en un pensamiento, una ideología que haga ver que todo esto mencionado tuvo un significado, una razón válida de ser, y que debe ser respetado y honrado, y que este respeto y honor debe ser mantenido por las continuas generaciones que convivan en esa nación. Este fue el nacimiento de los nacionalismos.

El nacionalismo, como ideología tiene como fin promover los valores de la tierra en la que uno nace, hacer que el individuo sienta afinidad, sienta que ese lugar es su hogar, y como es su hogar, debe protegerlo (como cualquiera haría con su casa, ¿no?). Como sabemos que no somos los únicos habitantes de esa tierra, sino que hay mucha gente más, el nacionalismo tiene el rol de generar una consciencia de hermandad entre todos. Todos los habitantes de ese territorio, esa nación, estamos hermanados en nuestro origen. La pregunta es: ¿Cómo se logra esa hermandad? Se logra en la creación de símbolos y elementos que son iguales para todos, y estos representan unidad, sacrificio, honor y lealtad, entre muchos otros sentimientos encontrados. 

Algunos de estos símbolos son las banderas, los escudos, los himnos y los próceres, etc. Desde este momento, se crea una nueva necesidad en las naciones: que sus ciudadanos amen a su nación, cuiden y defiendan a su nación. Para ello, las políticas nacionalistas y la cultura nacional se volvieron cuestión esencial dentro de las instituciones de formación de sus ciudadanos, como las escuelas y los cuarteles militares.

Ahora bien, incluso entre los historiadores más brillantes, sigue existiendo discrepancia sobre si los conceptos de nacionalismo y patriotismo son dos cosas distintas o son sinónimos, por lo que esta cuestión, queda a opinión de cada uno, si lo son o no. En mi caso, lo tomaré como dos conceptos distintos, pero repito, solo es mi visión.

El nacionalismo como ideología tendrá sus resultados en esta época, pero aún no era suficiente para justificar el avance y dominio sobre otras naciones, por lo que también aparece el concepto de patriotismo. El patriotismo es más un concepto que define un amor incondicional por nuestro lugar de vida, la patria (existen diferencias entre los conceptos de Patria y Nación dependiendo el énfasis que se tenga en alguna característica), y así como con el amor real entre personas, el amor por la Patria llevaría al individuo a tomar decisiones y/o acciones que, en ocasiones, no sean consideradas “lógicas”. Es más, un impulso de hacer, por el sentimiento propio de hacer bien, a lo que uno considera propio, en este caso, la Patria. Sumando entonces las visiones del nacionalismo y el patriotismo, se justificaría el por qué, en las sociedades europeas de la época, la pujante necesidad de dominio y control (se suele llamar “chauvinismo” a este amor desmedido, casi exagerado, por la Patria).

Comentarios

Publicar un comentario